QUÉ PENA DE VALENCIA...
Si yo fuera seguidor del Valencia, estaría asustado: un presidente que no parecía querer serlo, un consejero delegado que venía a salvar el club y ya está en la calle, un vicepresidente que tendrá que asumir la gestión a regañadientes, una deuda descomunal y una serie de futbolistas de tronío con muchas ganas de irse de un sitio donde, quizás, corran riesgos a la hora de cobrar... A ello se suma la lógica voracidad de los rivales, que saben dónde se puede pescar.
Todo junto fabrica un cóctel explosivo a punto de estallar.
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