Las (nulas) repercusiones de una goleada
En su columna “No se me enfaden”, que publica Roberto Palomar en el diario Marca, escribe el periodista un punzante comentario en torno al 0-6 del Barcelona en el Vicente Calderón y sus repercusiones... Lo transcribo, por su interés:
“Día de lloros y perdones en el Atlético de Madrid. El bochorno va a durar un día más, como mucho, y a otra cosa. Si esto pasa en el Madrid, se abren los cielos. Pero como ha sucedido en el Atlético de Madrid, no pasa nada. Entre otras cosas, porque nada puede pasar. El Atlético tiene un dueño y hace lo que le viene en gana. Con la complicidad de una hinchada acostumbrada a las calamidades y al victimismo rancio, el club es un fantasma a la deriva. Encadena fracaso tras fracaso, temporada tras temporada, sin que nadie pueda reaccionar porque Gil Marín tiene la pasta y el mecenazgo. De nada vale que su inutilidad en el cargo quede de manifiesto cada año. Y mientras, el hincha rojiblanco, anestesiado por las coplas sin gracia de Sabina, lo de “el añito en el infierno” y lo de “Papá, ¿por qué somos del Atleta?”, se conforma con que el Madrid no gane nada y todavía creen que a Jesús Gil le persigue la Fiscalía y al equipo, los árbitros. Así les va”.
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