La herencia de Puerta
He tardado unos días en escribir sobre la desaparición de Antonio Puerta. Lo cierto es que estaba meditando sobre qué decir, a la vista de que casi todo el mundo se ha pronunciado. Vayan en primer lugar desde aquí mis condolencias a la familia sevillista y, sobre todo, a quienes le conocieran y le quisieran…
En cuanto a la herencia que deja su muerte, muchos han dicho que ha servido para unir a la Sevilla futbolística; otros se han centrado en su futuro hijo, que nacerá póstumo como sucedió con otro sevillista muerto súbitamente; yo seré más prosaico, y me centraré en un aspecto que espero sepan defender quienes administraban la carrera del desaparecido futbolista profesional: sus representantes.
Me refiero a la herencia que debería llegarle a ese bebé que está por nacer, y al que la muerte de su padre podría impedirle disfrutar de una vida tan holgada como la que disfrutarán los retoños de los compañeros de su progenitor.
Y es que, como no creo que nadie tenga duda de que la muerte de Puerta debe ser catalogada como “accidente de trabajo”, los defensores legales del heredero del jugador deben pelear para que el muchacho tenga derecho a cobrar la totalidad del contrato de 5 años de duración que unía a Puerta y al Sevilla, y no sólo una pensión de viudedad como la del resto de los españoles… Si es necesario demandar al Sevilla, se demanda; y si el Sevilla también se considera una víctima, que demande a su vez a los organismos deportivos nacionales o internacionales.
Pero no basta con eso: el mejor contrato de Puerta sería el que llegase a la conclusión del presente, que vencía con 27 años, y que le llevaría desde los 28 años hasta los 32-33. Ése también hay que pelearle, aunque ya no será el Sevilla el que lo pague, sino quien el juzgado considere responsable subsidiario (LFP, RFEF, UEFA, FIFA…). Como el último, que le llevaría hasta los 35 años, y que sería peor que el anterior pero mejor que el vigente.
Lo que no puede ser es que lo que le quede al futuro niño (por no hablar de la sufrida madre que lo lleva dentro) sea poder ver el nombre de su padre en un polideportivo, que es algo muy bonito pero con lo que no se come…
Ya se sabe: LAS PENAS CON PAN SON MENOS.
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