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PREOCUPADO POR DE LA RED

PREOCUPADO POR DE LA RED

Espero que Rubén de la Red se recupere perfectamente y que su desmayo (“síncope agudo por esfuerzo”, según los servicios médicos del Real Madrid) en el partido de Copa del Rey de anoche se trate sólo de una reacción motivada por condicionantes externos, tipo cambio de temperatura calor-frío, exceso o falta de humedad en el ambiente, mareo por escasa alimentación previa al partido, ingesta de algún producto en mal estado o cualquier otra razón exógena que no comporte que el organismo del jugador presenta síntomas de no estar capacitado para la práctica deportiva profesional.

 

Casi todos los futbolistas que en los últimos años han fallecido sobre un terreno de juego tuvieron reacciones previas de menor gravedad a la del desenlace fatal y sería conveniente que el reconocimiento médico que se le practique al futbolista internacional sea exhaustivo, ya que no podemos permitirnos, y mucho menos el jugador y su familia, correr riesgos.

 

A Rubén de la Red y a sus progenitores los conocí cuando el chaval era sólo un muchacho de 14 años y jugaba en el equipo cadete del Móstoles, en categoría Cadete Preferente. Acudí a un partido sobre campo de tierra para saber por qué dicho equipo era líder de su categoría, por delante del “Real Madrid “B” y del Atlético de Madrid “B”, y la razón era evidente: sobre el campo se movía un centrocampista ofensivo de casi un metro ochenta que tenía un disparo impresionante y un sentido táctico prodigioso. Si no recuerdo mal, su equipo ganó 1-3 a domicilio y él marcó un par de goles, uno de ellos de falta directa...

 

Acabado el partido, por supuesto, me dirigí a su encuentro y hablé con sus familiares, explicándoles que me dedicaba al seguimiento de jugadores y que allí había un diamante en bruto. Su padre rondaba el 1,85, había sido futbolista de no gran nivel, el hermano del muchacho también jugaba de forma más o menos brillante para su edad y la genética dictaba que el futbolista sería alto, fuerte y potente, a lo que se sumaba una calidad fuera de lo normal. Tan es así que yo, acostumbrado a etiquetar a los futbolistas según su parecido con los jugadores profesionales, de cara a poder explicar a mis compañeros de qué tipo de deportista hablamos, anoté en mi bloc de notas: “ZIDANE”.

 

Por desgracia para mí en lo que atañe a la parte profesional, en mi despacho se optó por otro jugador —un primer punta que también tenía maneras y que finalmente no llegó a pasar de Tercera División y ahora anda por Preferente— y Rubén de la Red, sin nuestro asesoramiento y por propia iniciativa del club, ingresó a final de temporada en el Real Madrid, donde ya había jugado en su etapa de Benjamín. Allí jugó desde el Cadete A hasta llegar al primer equipo y acabar en la selección española, con la que hace meses disputó (marcando un gol) y ganó la Eurocopa de Naciones...

 

Hacía años que no hablaba con sus familiares, pero hoy mismo les he telefoneado para preocuparme por el estado de salud del chaval. Aparentemente está bien y ya ha sido trasladado a Madrid.

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